La creciente frustración de los agricultores franceses con la política agrícola gubernamental desembocó en manifestaciones intensas y poco convencionales.
En la ciudad de Cahors, los agricultores arrojaron toneladas de estiércol y desechos frente a edificios estatales, generando más de 300 metros cúbicos de residuos, mientras que en Alpes de Alta Provenza, llevaron a cabo acciones similares, esparciendo y quemando estiércol frente a instituciones financieras y bloqueando oficinas de Tesorería.
Las demandas de los agricultores incluyen mejoras en condiciones laborales e ingresos, afectados por crecientes costos de producción, regulaciones divergentes con otros países europeos, trámites administrativos, impuestos y daños causados por la fauna.
Los agricultores han anunciado que mantendrán la protesta hasta que el gobierno aborde sus demandas, destacando la urgencia de resolver las preocupaciones agrícolas para asegurar la sostenibilidad y estabilidad del sector en Francia.